¿Por qué si se trata de entender hechos, sucesos donde participaron seres humanos, se nos dificulta encontrar el camino idóneo para llegar a la comprensión reflexiva?, pareciera que el texto la función de la narrativa en la educación desde sus inicios va dando la respuesta que por muchos años de docencia me había acompañado, abre un abanico de múltiples metodologías para construir conocimientos y el tratamiento de los datos de hechos de forma reflexiva, donde la narrativa como metodología se convierte en la parte medular.
Inicialmente narrar, narrativa los conceptualizaba como el hecho de platicar, redactar, si con detalle, pudiera ser un hecho histórico o no, una mera descripción de un objeto persona o cosa, quizá inventar un relato ficticio, fantasioso , básicamente una acción mas del índole escrito sin mucha repercusión en la formación crítica de un individuo, sin embargo, al irme adentrando el texto observo que para ser realmente un historiador se requiere de la recreación de las historias y saber contarlas y es aquí donde la narrativa asume una función determinante en la educación tanto del alumno como del profesor.
Según el texto, es a través de la narrativa que es posible la representación de la realidad pasada con condiciones de temporalidad como es posible darle inteligibilidad a la realidad y comprender de forma interpretativa los aconteceres de la historia misma.
En definitiva interpretar el mundo no es cosa fácil para los adultos, imagínense como será para los niños, por ello, el hacer acciones interpretativas donde la imaginación creativa le permitan al alumno poner en practica sus habilidades de cuestionar, hipotetizar y organizar narraciones incluso de tipo ficticio sobre su pasado lo llevaran a desarrollar procesos internos de su mente lo que derivará en un pensamiento crítico-reflexivo, y es la historia el talón de Aquiles en la educación para llevar a cabo este tipo de acciones por las ideas tan arraigadas de los hechos acabados, pues lamentablemente somos una minoría de docentes los que estamos viendo en la narrativa una condición por demás necesaria en el aula que permite el análisis, reflexión del saber histórico sin la presión de la memorización de conceptos o periodizaciones ajenos a los intereses y necesidades de los niños.